sábado, 22 de noviembre de 2014


Centenario de la publicación de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez




Durante todo este año, se celebra la publicación de Platero y yo, la entrañable historia creada por Juan Ramón Jiménez sobre el conocido burrito.

"Platero me lleva, contento, ágil, dispuesto. Se dijera que no le peso. Subimos como si fuésemos cuesta abajo, a la colina”. Estas palabras publicadas en el libro de Juan Ramón Jiménez, Platero y yo cumplen 100 años desde que se imprimieron por primera vez. Fue en 1914 cuando la editorial La Lectura publicó 63 de los 138 capítulos que tiene la edición completa de esta obra universal y rompedora en la que Juan Ramón narra sus peripecias con el burro Platero por la localidad onubense de Moguer. Los espejos de azabache de los ojos duros cual dos escarabajos de cristal negro que lucía Platero hace 100 años siguen brillando, y sobre su cuerpo de papel pequeño, peludo y suave siguen cabalgando infinidad de adultos y niños a los que Platero lleva, contento, ágil, dispuesto.
El mundo disfruta de las aventuras en Moguer, y la localidad, pueblo natal de Juan Ramón Jiménez, se prepara para celebrar el centenario de la publicación durante este año. El 2014 ha sido declarado por la Consejería de Cultura Año Platero y la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, en colaboración con la Junta de Andalucía, la Diputación onubense, el Ayuntamiento de Moguer y la comunidad de herederos del escritor, que fue premio Nobel de Literatura en 1956, ha diseñado una amplia programación que reúne medio centenar de actividades que recrean esta mítica obra, considerada por los críticos, una de las más complejas de las letras del siglo XX.
                                                                                                             Diario El país, 2014

Os invitamos a entrar en el mundo de Platero, a través de este libro: Estampas de Platero y yo, de la editorial Vicens-Vives, que encontraréis en la biblioteca.


Aquí os dejamos un fragmento, para abrir boca...


En mi duermevela matinal, me malhumora una endiablada chillería de chiquillos. Por fin, sin poder dormir más, me echo, desesperado, de la cama. Entonces, al mirar el campo por la ventana abierta, me doy cuenta de que los que alborotan son los pájaros.
Salgo al huerto y canto gracias al Dios del día azul. ¡ Libre concierto de picos, fresco y sin fin ! La golondrina riza, caprichosa, su gorjeo en el pozo; silba el mirlo sobre la  naranja caída; de fuego, la oropéndola charla, de chaparro en chaparro; el chamariz ríe larga y menudamente en la cima del eucalipto; y, en el pino grande, los gorriones discuten desaforadamente.
¡ Cómo está la mañana ! El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes, entre las flores, por la casa - ya dentro, ya fuera- , en el manantial. Por doquiera, el campo se abre en estallidos, en crujidos, en un hervidero de vida sana y nueva.
Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa encendida...


                       ¿ Os ha gustado?


0 comentarios:

Publicar un comentario